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27 ensayos.JESÚS ÁNGEL.

El negocio del alcohol: de la Ley Seca a la Nueva Constitución.


Recuerdo que cuando yo me saqué el Permiso de Conducción la tasa de alcohol permitida era del 0'8, aunque no se perseguía tanto como en otros países, como en Rusia, donde era del 0'0. Había debate, sí, aunque nadie se lo tomaba en serio, de si el alcohol causaba accidentes o no. Eran los tiempos de la Dictadura, donde el problema principal de nuestra sociedad era que no teníamos libertad, donde no podíamos hablar en voz alta de muchas de las cosas que pensábamos, ni mucho menos criticar a las autoridades, que por cierto nadie había elegido, ante el peligro de dar con nuestros huesos en la cárcel. Tenía yo amigos que se calzaban una botella de vino ellos solos durante una comida, y luego se cogían su flamante Seat 1430, algo así como el tatarabuelo del Ibiza de ahora, y se plantaban en 180 km/h por aquellas carreteras de doble dirección, ninguna de las cuales se parecía a las modernas autovías, por no mencionar las autopistas que disfrutamos, y llegaban a su casa sanos y salvos. Durante aquellos cortos periplos se cruzaban con patrullas de la Guardia Civil, claro, pero en aquellos años, ya desaparecidos en el olvido, los límites de velocidad o no existían (pues se pusieron en los años setenta) o no se los tomaba en serio nadie, aunque en presencia de la autoridad competente se solía tener cuidado y no llamar mucho la atención. Al fin y al cabo no existían radares, al menos no como los de ahora, y si la policía no veía a un coche haciendo cosas raras, ni lo paraban ni le hacían la prueba del alcohol. Si daba positivo solían llamarle la atención muy seriamente, o le denunciaban con multa. Pero no era delito. Pero el cuento ha cambiado mucho: ahora si te pillan a 180 km/h por una autopista con un Mercedes 600 te meten en la cárcel directamente, y si encima te has tomado un par de copas, ni te cuento. Ahora el conductor rápido es un delincuente.  Resulta que antes, dejando exageraciones aparte, con un 0'8 de alcohol en la sangre estabas bordeando la ley, pero ahora con un 0'6 eres un delincuente…

Sí, es cierto que entonces había muchos menos coches que ahora, como se evidencia cuando vemos una película realizada en los años setenta: los protagonistas siempre encontraban aparcamiento a la primera, nadie iba en taxi, y hacían ya entonces algo que sigue sin estar tipificado como delito, pero que es mucho peor que conducir con un par de copas de más: mirar al de al lado cuando va hablando con él. No, eso no es delito. Ni ir a dos metros del coche que va delante, cuando vas a 120 km/h. Eso sí que puede causar muertes, si el primero de pronto se ve obligado a frenar. O ir discutiendo con tu mujer, o llevar a los críos chillando detrás. Y un largo suma y sigue. NO es delito, no. Al menos todavía. Sólo si vas mirando el móvil…

Tenemos en este país una casta política que cuando forma gobierno se pone a legislar cosas que no les importa y se meten donde no deben, y a no mucho tardar regularán hasta el grosor del papel higiénico que debemos utilizar, y si no al tiempo. No sólo han decidido cuánto puedes beber, sino que si lo haces, si consumes un licor que ha pagado sus impuestos y que es de venta legal en el territorio nacional, te conviertes en un delincuente en cuanto te descuides. Porque ya no se trata de no conducir. Hay una ley a punto de aprobarse, si no se ha aprobado ya, por la que si vas por la calle ANDANDO con evidentes síntomas de haber bebido, la policía puede pedirte tu identificación y obligarte a hacerte la prueba de alcoholemia, y si das positivo (tiemblo pensando en el límite que se les ocurra poner) te obligarán a pagar una multa de mil euros. No sé si te quitarán puntos, ni si una vez que te los hayan quitado todo podrás seguir paseando por la calle o no, o si los paseos que des en lo sucesivo serán ilegales y con riesgo de ir a la cárcel, aunque no me extrañaría dado el fervor prohibidor de los políticos que padecemos.

¿Se creen ustedes que exagero, que les cuento una historia de ciencia ficción, o que estoy como una cabra? Pues miren ustedes: a mí me gustaría que tuvieran ustedes razón en uno de esos supuestos, e incluso en los tres, y de verdad que me da miedo tener razón. Pero es la tendencia que he ido viendo en los desgobiernos de esta mal llamada democracia, en que parece que un partido te puede prometer el oro y el moro y luego bajarte el sueldo y subirte las multas, convirtiendo a honrados padres y madres de familia en delincuentes por mor de la recaudación, porque falta un mecanismo para echarlos del poder por incumplir el pacto que firmaron con la ciudadanía en lo que se llama Programa Electoral. Pero les puedo contar la historia de mi amigo Paco, que hace unos días se había tomado unas copas de más con los amigos para celebrar un bautizo, y luego lo pillaron en un control de esos en que se para a todos los coches para ver si alguien ha bebido, y le pusieron una multa de un mes de sueldo (setecientos euros) y luego, porque los guardias también tienen corazón, familia, etc., le propusieron que firmara que era culpable y que los guardias tenían razón, y a cambio no le hacían dormir en el calabozo con los auténticos delincuentes. Y si no, no haber bebido. El juicio fue a los pocos días, un juicio rápido de esos, y le costó perder el permiso de conducción durante más de un año, para que aprenda que si bebes no conduzcas. Y los culpables de asesinato, violadores reincidentes, secuestradores de niños y asesinos, incluso los de violencia doméstica, aguardan mientras su juicio pacientemente, muchos en libertad condicional, porque la justicia es lenta y hay pocos jueces. Pero para el que se ha tomado dos copas y no ha tenido un accidente en su vida, ni con copas ni sin ellas, cárcel por si acaso, y juicio rápido para que no se vaya de rositas.

Sí, ya sé que ustedes van a pensar que yo defiendo que se deje conducir a los borrachos, pero no es ese el tema de mi artículo. Es criticar la ley que está mal hecha. El juez no puede luego dejar de aplicar la ley, porque es su obligación. Pero la ley, aunque haya que cumplirse, en muchos casos, como el que comento, está mal hecha, es injusta, y sectaria. No es de recibo que porque te hayas tomado un par de copas y vayas tranquilamente a tu casa sin salirte de la raya y conduciendo perfectamente te paren para ver si has bebido y aprovechando que así ha sido te pongan una multa del sueldo de un mes y además te impidan conducir un año, siendo el coche hoy en día una herramienta de trabajo. No haber bebido.

No haber votado, os digo yo a todos cada vez que os toque. Es posible que a vosotros no os pille nunca esa rueda injusta de la ley. Pero cosas como esa hacen que el ciudadano de a pie deje de respetar la ley, cuyo cumplimiento se acabará basando exclusivamente en la coacción de las fuerzas de seguridad, de modo que cuando uno se crea con impunidad, no la honre en absoluto. Los mal llamados padres de la patria no están haciendo pedagogía, no están educando al ciudadano en el respeto a la ley, porque se creen que con obligar a acatarla por la fuerza es bastante. Y eso es de necios. Ya son muchas las leyes injustas que padecemos, y las hacen los mismos: los diputados de las Cortes Españolas a los que votamos cada cuatro años y que no responden ante nadie, sino quizá ante el líder de su partido, al que ninguno de los votantes ha elegido. Eso se parece mucho a lo que decía el Viejo Dictador: “Sólo respondo ante Dios y la Historia”. Pero a él no le eligió ni dios. A estos los habéis elegido vosotros. Con aquel se podía fumar en cualquier lado, se podía beber sin incriminarte, se podía hablar de todo y como tú quisieras, siempre y cuando no te pillara “la pasma” hablando de política. Pero ahora parece que sólo se puede hablar de política. No te metas con los gitanos, con las mujeres, con los moros (huy perdón, magrebíes en mor de la ignorancia impuesta desde los medios de comunicación), porque serás execrado públicamente, pues el lavado de cerebro es tan grande que ya no es necesaria ni la policía social, aquel invento del nefasto franquismo, sino que la vox pópuli te denunciará públicamente, como ha ocurrido siempre entre los pueblos oprimidos por un poder totalitario cuando alguien decía algo que se desviaba del dogma impuesto.

Se hizo la LOGSE sin consultar a los maestros, se hizo la Ley Antitabaco sin consultar a los hosteleros, se hicieron la Ley del Maltrato y la Ley del Menor sin consultar a los padres de familia, se hizo la Ley de Tráfico sin consultar a los conductores, y se hace la ley electoral sin consultar a nadie. Por eso la única acción legítima y eficaz es la abstención: Sí, nos podemos abstener de beber del todo, para que quiebre el sector vinícola y asimilados, y de paso el gobierno deje de recaudar una enorme cantidad de impuestos y tenga que pagar más paro, se puede uno dejar el coche en el garaje, o si es insoslayable usarlo, no pasar jamás de los 90 km/h que es como la mayoría de los coches gasta menos gasolina, por lo tanto se pagarían menos impuestos, se puede uno dejar el tabaco para que el estado deje de ingresar esa insensata cantidad de impuestos que le pone (¿sabían ustedes que de cada paquete de cigarrillos que vale más de cuatro euros, el dueño del bar donde lo compras gana sólo 20 céntimos?) Y, sobre todo, se puede uno abstener de votar. Eso sería como decirles a todos los partidos políticos que no nos interesan sus servicios. Gobernaría alguien, evidentemente, pero sin el permiso del grueso de la ciudadanía. Apaleados, sí, pero no cornudos, porque no nos habrán engañado. No tendrían más remedio que convocar cortes constituyentes, cuyo único objetivo sería redactar una constitución nueva. Porque esta está mal hecha. Y en la nueva, quizá estos políticos no tendrían cabida. Porque el pueblo, si concienciado, votaría que no en el referéndum respectivo porque no volvería a comulgar con ruedas de molino. Hasta que propongan una Constitución que impida el derecho de pernada, o sea, la impunidad, a todos. Porque todos son responsables antes la ciudadanía. O deberían serlo. El Rey no lo es, según la constitución que padecemos. Los diputados están aforados, o sea, que sus compañeros tienen que dar permiso para que un juez les abra un procedimiento aunque haya pruebas evidentes de que hayan delinquido. Lo malo no es que Su Señoría Mengana de Tal y Cual, de Aquel Partido haya delinquido. Eso es una anécdota. Lo malo es que en España se puede delinquir impunemente si eres un alto cargo político, si estás en un partido tan mayoritario que el permiso para encausarte se deniega por sistema. Y cuando por fin se deja la política el sospechoso, resulta que el delito ha prescrito. Eso sí que es corrupción, señores, y eso sí que hace daño. Que un individuo aisladamente robe es una anécdota. Que quienes hacen las leyes puedan delinquir impunemente es un auténtico cáncer para este sistema con ínfulas de democracia. Es el cáncer que lo está matando. 

Por todo esto, españolito de a pie, españolita de a pie, que esto leéis, os digo con todo el cariño del mundo: NO VOTES, QUE ES PEOR.



 Si no estás de acuerdo, estudiaré encantado las críticas que tengas a bien enviarme a mi dirección.





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