El negocio del alcohol: de la Ley Seca a la Nueva Constitución.
Recuerdo que cuando yo me
saqué el Permiso de Conducción la tasa de alcohol permitida era del
0'8, aunque no se perseguía tanto como en otros países, como en Rusia,
donde era del 0'0. Había debate, sí, aunque nadie se lo tomaba en
serio, de si el alcohol causaba accidentes o no. Eran los tiempos de la
Dictadura, donde el problema principal de nuestra sociedad era que no
teníamos libertad, donde no podíamos hablar en voz alta de muchas de
las cosas que pensábamos, ni mucho menos criticar a las autoridades,
que por cierto nadie había elegido, ante el peligro de dar con nuestros
huesos en la cárcel. Tenía yo amigos que se calzaban una botella de
vino ellos solos durante una comida, y luego se cogían su flamante Seat
1430, algo así como el tatarabuelo del Ibiza de ahora, y se plantaban
en 180 km/h por aquellas carreteras de doble dirección, ninguna de las
cuales se parecía a las modernas autovías, por no mencionar las
autopistas que disfrutamos, y llegaban a su casa sanos y salvos.
Durante aquellos cortos periplos se cruzaban con patrullas de la
Guardia Civil, claro, pero en aquellos años, ya desaparecidos en el
olvido, los límites de velocidad o no existían (pues se pusieron en los
años setenta) o no se los tomaba en serio nadie, aunque en presencia de
la autoridad competente se solía tener cuidado y no llamar mucho la
atención. Al fin y al cabo no existían radares, al menos no como los de
ahora, y si la policía no veía a un coche haciendo cosas raras, ni lo
paraban ni le hacían la prueba del alcohol. Si daba positivo solían
llamarle la atención muy seriamente, o le denunciaban con multa. Pero
no era delito. Pero el cuento ha cambiado mucho: ahora si te pillan a
180 km/h por una autopista con un Mercedes 600 te meten en la cárcel
directamente, y si encima te has tomado un par de copas, ni te cuento.
Ahora el conductor rápido es un delincuente. Resulta que antes,
dejando exageraciones aparte, con un 0'8 de alcohol en la sangre
estabas bordeando la ley, pero ahora con un 0'6 eres un delincuente…
Sí, es cierto que entonces había muchos menos coches que ahora, como se
evidencia cuando vemos una película realizada en los años setenta: los
protagonistas siempre encontraban aparcamiento a la primera, nadie iba
en taxi, y hacían ya entonces algo que sigue sin estar tipificado como
delito, pero que es mucho peor que conducir con un par de copas de más:
mirar al de al lado cuando va hablando con él. No, eso no es delito. Ni
ir a dos metros del coche que va delante, cuando vas a 120 km/h. Eso sí
que puede causar muertes, si el primero de pronto se ve obligado a
frenar. O ir discutiendo con tu mujer, o llevar a los críos chillando
detrás. Y un largo suma y sigue. NO es delito, no. Al menos todavía.
Sólo si vas mirando el móvil…
Tenemos en este país una casta política que cuando forma gobierno se
pone a legislar cosas que no les importa y se meten donde no deben, y a
no mucho tardar regularán hasta el grosor del papel higiénico que
debemos utilizar, y si no al tiempo. No sólo han decidido cuánto puedes
beber, sino que si lo haces, si consumes un licor que ha pagado sus
impuestos y que es de venta legal en el territorio nacional, te
conviertes en un delincuente en cuanto te descuides. Porque ya no se
trata de no conducir. Hay una ley a punto de aprobarse, si no se ha
aprobado ya, por la que si vas por la calle ANDANDO con evidentes
síntomas de haber bebido, la policía puede pedirte tu identificación y
obligarte a hacerte la prueba de alcoholemia, y si das positivo
(tiemblo pensando en el límite que se les ocurra poner) te obligarán a
pagar una multa de mil euros. No sé si te quitarán puntos, ni si una
vez que te los hayan quitado todo podrás seguir paseando por la calle o
no, o si los paseos que des en lo sucesivo serán ilegales y con riesgo
de ir a la cárcel, aunque no me extrañaría dado el fervor prohibidor de
los políticos que padecemos.
¿Se creen ustedes que exagero, que les cuento una historia de ciencia
ficción, o que estoy como una cabra? Pues miren ustedes: a mí me
gustaría que tuvieran ustedes razón en uno de esos supuestos, e incluso
en los tres, y de verdad que me da miedo tener razón. Pero es la
tendencia que he ido viendo en los desgobiernos de esta mal llamada
democracia, en que parece que un partido te puede prometer el oro y el
moro y luego bajarte el sueldo y subirte las multas, convirtiendo a
honrados padres y madres de familia en delincuentes por mor de la
recaudación, porque falta un mecanismo para echarlos del poder por
incumplir el pacto que firmaron con la ciudadanía en lo que se llama
Programa Electoral. Pero les puedo contar la historia de mi amigo Paco,
que hace unos días se había tomado unas copas de más con los amigos
para celebrar un bautizo, y luego lo pillaron en un control de esos en
que se para a todos los coches para ver si alguien ha bebido, y le
pusieron una multa de un mes de sueldo (setecientos euros) y luego,
porque los guardias también tienen corazón, familia, etc., le
propusieron que firmara que era culpable y que los guardias tenían
razón, y a cambio no le hacían dormir en el calabozo con los auténticos
delincuentes. Y si no, no haber bebido. El juicio fue a los pocos días,
un juicio rápido de esos, y le costó perder el permiso de conducción
durante más de un año, para que aprenda que si bebes no conduzcas. Y
los culpables de asesinato, violadores reincidentes, secuestradores de
niños y asesinos, incluso los de violencia doméstica, aguardan mientras
su juicio pacientemente, muchos en libertad condicional, porque la
justicia es lenta y hay pocos jueces. Pero para el que se ha tomado dos
copas y no ha tenido un accidente en su vida, ni con copas ni sin
ellas, cárcel por si acaso, y juicio rápido para que no se vaya de
rositas.
Sí, ya sé que ustedes van a pensar que yo defiendo que se deje conducir
a los borrachos, pero no es ese el tema de mi artículo. Es criticar la
ley que está mal hecha. El juez no puede luego dejar de aplicar la ley,
porque es su obligación. Pero la ley, aunque haya que cumplirse, en
muchos casos, como el que comento, está mal hecha, es injusta, y
sectaria. No es de recibo que porque te hayas tomado un par de copas y
vayas tranquilamente a tu casa sin salirte de la raya y conduciendo
perfectamente te paren para ver si has bebido y aprovechando que así ha
sido te pongan una multa del sueldo de un mes y además te impidan
conducir un año, siendo el coche hoy en día una herramienta de trabajo.
No haber bebido.
No haber votado,
os digo yo a todos cada vez que os toque. Es posible que a vosotros no
os pille nunca esa rueda injusta de la ley. Pero cosas como esa hacen
que el ciudadano de a pie deje de respetar la ley, cuyo cumplimiento se
acabará basando exclusivamente en la coacción de las fuerzas de
seguridad, de modo que cuando uno se crea con impunidad, no la honre en
absoluto. Los mal llamados padres de la patria no están haciendo
pedagogía, no están educando al ciudadano en el respeto a la ley,
porque se creen que con obligar a acatarla por la fuerza es bastante. Y
eso es de necios. Ya son muchas las leyes injustas que padecemos, y las
hacen los mismos: los diputados de las Cortes Españolas a los que
votamos cada cuatro años y que no responden ante nadie, sino quizá ante
el líder de su partido, al que ninguno de los votantes ha elegido. Eso
se parece mucho a lo que decía el Viejo Dictador: “Sólo respondo ante
Dios y la Historia”. Pero a él no le eligió ni dios. A estos los habéis
elegido vosotros. Con aquel se podía fumar en cualquier lado, se podía
beber sin incriminarte, se podía hablar de todo y como tú quisieras,
siempre y cuando no te pillara “la pasma” hablando de política. Pero
ahora parece que sólo se puede hablar de política. No te metas con los
gitanos, con las mujeres, con los moros (huy perdón, magrebíes en mor
de la ignorancia impuesta desde los medios de comunicación), porque
serás execrado públicamente, pues el lavado de cerebro es tan grande
que ya no es necesaria ni la policía social, aquel invento del nefasto
franquismo, sino que la vox pópuli te denunciará públicamente, como ha
ocurrido siempre entre los pueblos oprimidos por un poder totalitario
cuando alguien decía algo que se desviaba del dogma impuesto.
Se hizo la LOGSE sin consultar a los maestros, se hizo la Ley
Antitabaco sin consultar a los hosteleros, se hicieron la Ley del
Maltrato y la Ley del Menor sin consultar a los padres de familia, se
hizo la Ley de Tráfico sin consultar a los conductores, y se hace la
ley electoral sin consultar a nadie. Por eso la única acción legítima y
eficaz es la abstención: Sí, nos podemos abstener de beber del todo,
para que quiebre el sector vinícola y asimilados, y de paso el gobierno
deje de recaudar una enorme cantidad de impuestos y tenga que pagar más
paro, se puede uno dejar el coche en el garaje, o si es insoslayable
usarlo, no pasar jamás de los 90 km/h que es como la mayoría de los
coches gasta menos gasolina, por lo tanto se pagarían menos impuestos,
se puede uno dejar el tabaco para que el estado deje de ingresar esa
insensata cantidad de impuestos que le pone (¿sabían ustedes que de
cada paquete de cigarrillos que vale más de cuatro euros, el dueño del
bar donde lo compras gana sólo 20 céntimos?) Y, sobre todo, se puede
uno abstener de votar. Eso sería como decirles a todos los partidos
políticos que no nos interesan sus servicios. Gobernaría alguien,
evidentemente, pero sin el permiso del grueso de la ciudadanía.
Apaleados, sí, pero no cornudos, porque no nos habrán engañado. No
tendrían más remedio que convocar cortes constituyentes, cuyo único
objetivo sería redactar una constitución nueva. Porque esta está mal
hecha. Y en la nueva, quizá estos políticos no tendrían cabida. Porque
el pueblo, si concienciado, votaría que no en el referéndum respectivo
porque no volvería a comulgar con ruedas de molino. Hasta que propongan
una Constitución que impida el derecho de pernada, o sea, la impunidad,
a todos. Porque todos son responsables antes la ciudadanía. O deberían
serlo. El Rey no lo es, según la constitución que padecemos. Los
diputados están aforados, o sea, que sus compañeros tienen que dar
permiso para que un juez les abra un procedimiento aunque haya pruebas
evidentes de que hayan delinquido. Lo malo no es que Su Señoría Mengana
de Tal y Cual, de Aquel Partido haya delinquido. Eso es una anécdota.
Lo malo es que en España se puede delinquir impunemente si eres un alto
cargo político, si estás en un partido tan mayoritario que el permiso
para encausarte se deniega por sistema. Y cuando por fin se deja la
política el sospechoso, resulta que el delito ha prescrito. Eso sí que
es corrupción, señores, y eso sí que hace daño. Que un individuo
aisladamente robe es una anécdota. Que quienes hacen las leyes puedan
delinquir impunemente es un auténtico cáncer para este sistema con
ínfulas de democracia. Es el cáncer que lo está matando.
Por todo esto, españolito de a pie, españolita de a pie, que esto leéis, os digo con todo el cariño del mundo: NO VOTES, QUE ES PEOR.
Si no estás de acuerdo,
estudiaré encantado las críticas que tengas a bien enviarme
a mi dirección.