En el instituto leímos nosotros todos, al menos los prelogseros,
el excelente articulo de Mariano José de Larra, famoso en su época, Vuelva usted mañana,
en que criticaba la desidia de los funcionarios, que en lugar de
molestarse en trabajar eficientemente, preferían que el cliente de la
administración se molestase y volviese al día siguiente, a ver si había
más suerte. Como decía don Hilarión, sí, el de la rubia y la morena de La verbena de La Paloma: Resulta que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.
Sí, ahora tenemos ordenadores que multiplican por cien la eficacia de
los funcionarios hasta el punto de que a propia administración puede
tirar con una fracción de los que tenía antes…, para multiplicar el
grado de incompetencia de la propia administración. Todos los días
leemos en la prensa que el gobierno da una nueva tajada a los
presupuestos dedicados a que la cosa pública funcione, aparte de al
sueldo de los funcionarios, de los derechos sociales conseguidos por
los españoles, y de muchas otras mejoras que hacen que la vida merezca
la pena vivirse.
La educación, decían cuando no eran gobierno, no se va a tocar.
No, sólo han echado a la calle a todos los interinos durante más de un
mes, y luego contratado sólo a unos pocos afortunados, a los cabezas de
lista, porque cuando se jubilan tres profesores está feo que no se
contrate ni al menos a uno. La sanidad, decían, tampoco se iba a tocar.
Estamos hartos de ver en la prensa que se amenaza con privatizar
hospitales en otras comunidades autónomas, aunque en la de la Región de
Murcia, estemos de enhorabuena: eso todavía es una amenaza no
formulada. Pero eso no significa que no haya recortes no evidentes, ni
que funcione bien. La sanidad pública, se dice, ha de prevalecer. No se puede tocar,
dice el gobierno. Y los funcionarios han ido a la calle a exigir que no
se recorte…, en otras comunidades autónomas. Aquí me da la impresión de
que se aplica lo de Me engañarán en el sueldo, pero no en el trabajo.
Porque acabo de venir del Hospital Morales Meseguer, donde tenía una
cita concertada desde hace más de tres meses. Lo que pasa es que a
noventa días vista es muy posible que se me olvide… Sí, lo recordé
media hora más tarde, y hasta hoy, el día siguiente, no estaba el
funcionario que me tenía que dar la cita, dado que los demás no entienden de cosas de esas. Al
fin y al cabo, mire usted, si se está muriendo, ahí debajo hay un
excelente servicio de urgencias que tiene un médico que hará lo que
pueda, sea especialista de lo suyo o no, mire usted, y si no haber
venido cuando le tocaba.
Pero no va mi crítica por ahí, mire usted. Al fin y al cabo, si uno va
al colegio del chiquillo sin cita o fuera de la hora de visita al
tutor, mire usted, es lógico que no le atiendan a uno. O sí. En mi
experiencia siempre me han atendido. Debe ser que los profesores y los
maestros están hechos de otra pasta. O que entienden que la educación
es algo más urgente que lo que otros funcionarios o directivos de la
sanidad entienden que es la salud pública. Mi crítica, ya digo, no va
por no dar al ciudadano un servicio fuera de hora, máxime si se le citó
con varios meses de antelación, que mire usted, ya hay mucha gente
esperando y usted no va a ser especial. Supongo que todos pagamos lo
mismo, y la administración no nos hace cola con los demás acreedores
para cobrar lo que, dice, le debemos por un servicio tardío, deficiente
y cuando le toque a uno. Lo que no entiendo es que si pagamos sin
dilación nos dilaten la cita tres meses. Pero eso son misterios de lo
que ocurre cuando no se exige el servicio que se paga con antelación…
Lo dejaremos para otra ocasión, pues la verdad es que me estoy
documentando.
Pero lo que me ha soliviantado, de verdad, es que una señora que estaba
siendo atendida en la ventanilla de al lado, ha enviado al aire un
mensaje increíble en su indignación: ¡Noviembre de 2015!
Ignoro de qué le tenía que ver el especialista a esa señora, quizá sea
de Cirugía estética o de Psicología Avanzada, aunque mucho me temo que
no, que se trataba de una especialidad más normalita, de las que sí
sigue dando la sanidad pública, esa que dicen que es la de todos
nosotros, la que pagamos todos nosotros, y que nos atiende en la medida
de nuestras necesidades…, ¿o sólo de las posibilidades de un colectivo
de sanitarios demasiado disminuido y desbordado por el trabajo? Aún
recuerdo la chulería de mi médico de cabecera cuando me dijo que la visita al especialista Cardio Vascular era un lujo, o que la colonoscopia no se practica a los que se debería para prevenir el cáncer de colon porque no hay dinero debido a los recortes,
y otras tonterías varias que se le suelen decir a los súbditos y no
ciudadanos, aunque se arriesguen a que de vez en cuando les digan las
cosas que yo le dije aquel día. Pero parece ser que yo tengo más suerte
que esa señora: me van a ver antes de dos años, aunque en realidad me
han puesto en una lista de espera, y si tengo suerte me llamarán un día
de estos para darme la sorpresa de que me va a ver el que se ocupará de
mi corazón, presumiblemente antes de setecientos días. Espero no
morirme antes.
Por todo eso yo tengo un ruego que hacerle a don Mariano Rajoy o a don
Ramón Ruiz Valcárcel, al que le corresponda de los dos, o posiblemente
a los dos: ¿por qué no me liberan ustedes de la obligación de pagar la
seguridad social, y así poder ir yo a ver al médico que yo necesito sin
tener que mantener a tanta gente que no me ayuda en mis problemas de
salud? Yo quiero estar sano, ¿saben ustedes? Y me importan un comino
sus problemas de partido, sus deudas políticas o pecuniarias, miren
ustedes, ni siquiera los compromisos que España pueda tener con el
extranjero o con el Sursum Corda. Yo quiero llegar a fin de mes, sobre
todo por no morirme antes. Ustedes no pueden mantener que son decentes
y gestionar a la vez lo público de forma que el médico que yo necesito
no me pueda ver antes de que pasen dos años. Explíquenme ustedes en qué
se gasta lo que yo invierto en sanidad pública. Si hay que pagar más,
se pagará más, pero lo que pago ahora se me estafa, porque se me exige
puntualmente, pero la asistencia no se me da puntualmente, sino con dos
años de diferencia. ¿No les da a ustedes vergüenza?
Murcia, a 8 de diciembre de 2013
Si no estás de acuerdo,
estudiaré encantado las críticas que tengas a bien enviarme
a mi dirección.